Las palabras pasan a mi lado indiferentes,
como el agua inasible circula hacia otras cuencas.
No hay imágenes en mi retina que se alojen prepotentes
ni hechos conmocionantes que me dobleguen.
Mi piel se ha olvidado el sentir de las caricias
cerrando hermética, la morada de mi alma
Me he ocultado en un espacio silencioso
que me ahuyenta todas las mentiras.
Sabiendo que, como el agua, las palabras no se agotan
sólo cambian de tanto en tanto, los rumbos
o esperan el momento del desborde,
como la fruta que estalla madura
o la piedra que se agrieta dando lugar al torrente.