«Nunca nadie ha escrito o pintado, esculpido, modelado, construido, inventado
sino para salir realmente del infierno». (
Vincent Van Gogh)

jueves, 22 de abril de 2010


Hoy escuché en la radio a Gabriel Rolón decir que ¨nacemos incompletos... y que por eso vivimos la vida intentando encontrar eso que nos permita volver a sentir la sensación de completud¨ que seguramente tuvimos en el vientre de nuestra madre y en los años de la primera infancia. ¨Una de esas cosas es el amor¨.

Debe ser verdad. Yo recuerdo haber tenido, en aquel tiempo, esa sensación de completud de la que fui consciente luego, cuando algunas ráfagas de conciencia vinieron a desmentir ese envoltorio ilusorio con el que que mi madre se encargó de cubrirme. Se fue rompiendo con las primeras decepciones: cuando tuve que decidir alguna pequeñez por mí misma, cuando tuve que taparme sola en la cama porque mi mamá dejó de hacerlo, cuando caminando varias cuadras hacia la escuela con el portafolios cargado de libros, se me congelaron las manos.

Parecía un rito de iniciación: tenía que encontrarme con eso que
llamaban realidad y yo no quería, añoraba que me cuidaran, añoraba quedarme al calorcito de la cocina a leña junto a mi papá tomando mate y mi mamá haciendo la comida, pero no había vuelta debía hacerlo y lo tenía que hacer sola. Es una etapa de mi vida que luego olvidé absolutamente, que hoy vengo a recordarla gracias a Rolón, pero a partir de ahí empecé a hacer cosas por mí misma, aprendí a no aferrarme a nadie, a no mendigar cuidados, pero también a sentir un nudo en la garganta cuando veía a un niño solo, al frío y sin abrigo.

Se que algo de esto me hizo agradecida e hizo también que me resulte tan lindo y me sorprenda cuando viene alguien a visitarme sin aviso o cuando alguien se decepciona porque me fui y me lo dice... Cosas así me producen algo parecido al amor... no se qué amor... porque no se qué es el amor... no es un amor dependiente... pero me alegra que el otro esté allí de vez en cuando... Me pregunto ¿qué es lo que intercambiamos con los otros?. Seguramente que el que me da algo ni sepa lo que me da, tal vez es una palabrita que me deja tildada, o una pregunta como las que me hace Monchito o que continúen mi cuento como Gabriel o que Madreselva me diga dónde encontrar la belleza o que la dulce de Lorey me aliente o que un Fantasma me pregunte por qué necesito que me hablen. Entonces puede que cualquier cosa verdadera sea lo que me hace sentir que no morí todavía.

Pero si nadie sabe lo que me da tampoco yo se lo que recibo, lo aseguro.


Un amigo filósofo me habló alguna vez de una rara definición de amor:
¨amor es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es¨. Ese día no la comprendí pero hoy me pregunto si esa frase tan difícil de entender no tendrá algo que ver con lo que hoy les relaté.

domingo, 18 de abril de 2010

Llamado


Extraño que me digas que estoy equivocada y no sentir que me caigo en un abismo. Extraño que me calmes diciendo: no es tan grave eso que te asusta. El verte sonreir cuando llegaba, tu manera de mirar mis ojos para saber si te entendía. Extraño tu locura hesseniana, esa que te aisla y te lastima, tu eterno chocar con lo imposible. Extraño tus imperfecciones, tus delirios, tu reírte de aquellos que odiaban tus locuras. Quiero encontrar tus acordes, te llamo y no apareces sino en esta pobre memoria mía tan compleja como tuya. Sé que aún no he muerto en ti, no necesito certeza, igual que tú lo sabes, que tampoco has muerto en mí. Sin embargo no te encuentro por aquí, no estás en donde estabas, no puedo correr a visitarte y sonreír a tu mirada, a mostrarte que iluminabas mi vida, acompañarte al cuarto obscuro para revelar realidades que quedaban dibujadas, Si es que hay mundos paralelos y andas cerca mío escúchame, pon en alerta tus oídos que saben de matices, horada el tiempo y el espacio que te aleja, búscame en los intersticios de tu alma, socórreme. Si me encuentras en las páginas de ese libro, esas que te subrayaba, recuerda que sin remedio el día ya ha llegado.


Fuente de la imagen: el blog de milady

martes, 13 de abril de 2010

Mecanismos

Alguien dijo alguna vez que primero deseamos o queremos algo y luego buscamos la justificación para llevarlo a cabo. Este mecanismo, que es en realidad una excusa que usamos permanentemente para lograr pequeñas cosas en nuestra vida cotidiana, también lo usamos para discriminar, para atropellar al otro, para abusar de un semejante, y según en el contexto donde se aplique pasa de ser un mecanismo a veces casi inocente a ser un macanismo del horror.

En este caso, llevado al terreno de las políticas de estado donde están involucrados los derechos humanos, esos actos cometidos en complicidad con una parte de la sociedad que los avala, se tornan siniestros.


Este es el caso planteado en el artículo de Mario Wainfeld ¨Las vueltas de la historia¨:

“Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”

Antonio Machado

Una vez ganada la guerra civil, el franquismo tomó una decisión brutal, apropiarse de los hijos de muchas mujeres republicanas presas, muertas o a punto de ser condenadas a muerte. La fundamentó en perversas teorías psicologistas: considerando a los marxistas “psicópatas antisociales”, “segregarlos de sus madres desde la infancia ahorraría una plaga a la sociedad”. Dicho y hecho, miles de familias fueron privadas de la patria potestad, que se endosó al Estado. Decenas de miles de niños, quizá centenares de miles, fueron “resocializados” en orfanatos creados al efecto y, eventualmente, entregados en adopción borrando todos los datos de su familia de origen. Todo se legisló, urdiéndose una pesada trama burocrática y pseudoasistencial.

En España, aún hoy día, poco se conoce sobre el asunto, memorablemente narrado en el libro Mala gente que camina, de Benjamín Prado. Es una novela inusual, que combina elementos ficcionales con una formidable investigación. Prado es novelista, ensayista, poeta, periodista. Hasta letrista, colaboró en las letras de las canciones del último disco de Joaquín Sabina. El año pasado presentó Mala gente... en la Feria del Libro de Buenos Aires. En varias entrevistas, burla burlando, dijo que una de sus finalidades era aliviar de culpas a los argentinos: “Quiero contaros que vuestra dictadura no inventó nada”.

Es artículo continúa: leelo completo en Página12

sábado, 3 de abril de 2010

hojas en blanco


Como todos los días estaba en su cuarto intentando escribir, papeles y papeles sobre su pequeño escritorio, la mente en blanco y un girar y girar siempre sobre los mismos significantes. Por la ventana se veía caer la tarde en la sombras, cerró la puerta y dejó caer su cabeza sobre el escrito inconcluso con el secreto deseo de que esa idea que empezaba a rondar por su mente tomara forma para poder escribirla, pero la vence el sueño.

A la hora una leve brisa fría la despierta y al girar su cabeza puede ver que una pared pequeña, de tres hileras de ladrillos, había sido levantada frente a la puerta del cuarto, le pareció extraño pero no le dio importancia, pensó que era producto de su imaginación, una ilusión óptica en la oscuridad, estaba muy cansada por lo que se metió en su cama y durmió. Ciertos ruidos alteraron su sueño pero no lograron despertarla hasta que la luminosidad del día entró por algún lugar de la habitación cercano al techo. Se asombra cuando, al mirar, ve que la ventana y la puerta habían sido, ambas, selladas completamente con ladrillos. Se extraña también de no escuchar el bullicio propio de ese momento del día, mira el reloj que marca las 8 y piensa que a esa hora los ruidos deberían inundar el ambiente, pero enseguida se distrae al mirar las hojas en blanco sobre el escritorio y vuelve a sentir una angustia que le oprime la garganta al ver que sus pensamientos seguían negándose a brindarle ideas.


Pensó en Julián, él ya debía estar en su oficina, tal vez hasta debió haber dormido junto a ella hasta levantarse con sigilo para no despertarla. El era siempre tan silencioso...obstinadamente silencioso... ella sentía a ese silencio como si fuera un muro, era como no poder verlo, no poder imaginarlo, no saber qué pensaba, no sabía nada de él a pesar de que hacía años que compartían la vida juntos. En los primeros años de la relación ella le había reclamado insistentemente que fuera más explícito, que hablara de él, que el vivir así era descarnado, era como estar sin piel, dolía. El le decía ¨pero yo estoy¨ y era verdad él estaba, siempre estaba. Así fue como un día ella se empezó a encerrar en su cuarto y comenzó a escribir, ya no le alcanzaba con leer, al principio le resultó fácil pero al tiempo empezó a sentir que ya no podría escribir más y tampoco quería hablar más ¿para qué? ¿para quién? ... haría como Flaubert callaría para siempre. Pero cuando se proponía hacerlo las lágrimas empezaban a rodar por sus mejillas sin parar. Una vez había ido a un psicoanalista y le había hablado de una hiancia, cosa que ella mucho no entendió pero con el tiempo pudo ver que esa hiancia era esa especie de agujero que llevamos siempre en el centro de nuestro ser y supo, además, que nunca podría desprenderse de eso, solo la muerte la calmaría ¿cómo sería estar muerta? ¿no lo estaría ya? en ese momento, al escuchar el mismo canto de los pajaritos que había oído al ir a visitar la tumba de su papá se dijo: ¨sí efectivamente estoy muerta, no es feo, no se siente nada, si hasta puedo abrir los ojos¨ y al hacerlo ve un rayo de sol que entra por la ventana y se posa sobre las hojas en blanco en su pequeño escritorio.


Fotografía: Gabriel Massera

viernes, 2 de abril de 2010

mi opinión favorita de hoy

Es Milán Kundera, no lo he leído todavía, cuando lea alguno de sus libros escribiré algo, lo prometo, pero qué bella foto. Me hizo pensar que todo hombre, toda mujer, cuando contacta con lo más profundo de su pensamiento y corazón es capaz de revelarnos algún secreto de la vida. No ocurre frecuentemente, vivimos tan atolondrados, pero las verdades están allí, todos los seres nos hermanamos en esa cierta angustia existencial, sólo que muchas veces vivimos huyendo de ella de diversos modos.

Hoy sólo dejo una de las reflexiones de este autor checo:

Es difícil comprender que la opinión que defendemos no es más que nuestra hipótesis favorita.


Si querés leer sobre su vida y obra: Wikipedia

John

Conocí este vídeo en el hermoso blog ser pensador y lo traje para ampliar su difusión porque me pegó muy fuerte y me hizo pensar que la muerte de Lennon a manos de un anónimo hizo que sus palabras cobraran un sentido trágico, casi como si fueran un designio.

No hay ídolos, los ídolos caen más tarde o más temprano, nosotros necesitamos asirnos a ellos, pero no hay nada que nos sostenga, son solo imaginarios, él lo supo antes de morir, lo supo junto a Yoko, sin embargo fijensé que él no pudo admitir una nada absoluta, dijo otra cosa:


Fuente: zarco9004 (YouTube)