«Nunca nadie ha escrito o pintado, esculpido, modelado, construido, inventado
sino para salir realmente del infierno». (
Vincent Van Gogh)

miércoles, 4 de enero de 2012

ella y él


Ella, que tenía 9 años, contó que un día en el aula, mientras estaba sacando los útiles del portafolio, él se acercó y le dijo semiescondido debajo del pupitre, ¨tengo algo que decirte¨ a lo cual ella contestó ¨sí, ya se lo que es¨... él la miró un poco sorprendido y ella dijo entonces ¨yo también¨. Así fue que el rubio se le declaró sin habérsele declarado. Luego fueron novios durante aquel año y la prueba de que lo eran consistía en que él siempre la estaba mirando cuando ella lo miraba y siempre parecía que se iba a acercar para decirle algo pero nunca lo hacía. Y así llegó el fin del año lectivo y ya no fueron más novios. Entonces, en ese verano, que fue muy caluroso, a ella le empezó a gustar otro chico de la playa que se llamaba Facundo. El tenía 11 años y ella seguía teniendo 9 casi por cumplir los 10. Ambos andaban siempre juntos, jugando en la arena cerca del cangrejal y cuando subían a las barcazas él aprovechaba para sentarse junto a ella y cuidarla de no caer. También se los veía, al atardecer, ir a leer un libro al cobijo de una carpa. Ella era vivaz y él astuto, se lo leían ambos en la yema de los dedos; pero estaba signado que frente a ellos siempre habría alguien que los miraba a los dos: el hermanito menor.

2 comentarios:

  1. Y sí...!!! siempre había alguien que uno quería hacer desaparecer !!! Me hizo recordar algunas historias !!

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  2. Recuerda usted la película "El hombre tranquilo?", yo creo que el hermano menor de ella era el verdadero partenaire de la chica, al que había que destronar, si lo miramos desde el goce. Esta era una tarea que al olvidar y olvidando el goce llevaría a cabo con el amor su novio Facundo.
    Muy tierno, me ha venido a la memoria, a pesar de que no he estado en América ni en Argentina, los veranos en bosques frondosos, por ejemplo aquí en València, en la "Devesa del Saler", una pinada que recubre la lengua de la Albufera de València, me ha traído recuerdos de amores lejanos y al cobijo de cañizares, sol y pinos.

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