Cambio de camino

Las cosas más interesantes se me ocurren bajo la ducha: hermosos pensamientos, lúcidos a tal punto que me hacen exclamar: ¨ah! claro, es así, cómo no me dí cuenta antes¨. Entonces imagino poder escribir todo eso, acelero los menesteres higiénicos y a riesgo de pegarme un golpe por la presteza de mis movimientos corro a encender la computadora, pero oh, ya no estoy más en ese recóndito recoveco de mi mente donde descubrí tan claramente esa cosa maravillosa, sino frente a otra cosa cuadrada de color blanco y un cursor que titila a la espera. Pero no desisto. Me digo: algo de lo que estaba pensando podré rescatar... ¿en qué pensaba?. Ah sí, pensaba en los sofistas y de pronto me acordé de la secundaria, de mi profe de filosofía, toda pecosa y apasionada ella, que apoyándose justamente en mi banco un día dijo: ¨el ser es y el no ser no es¨... fue entonces cuando mi vida cambió... sentí como un escalofrío que recorrió mi cuerpo, todo desapareció de mi alrededor y allí quedé en eterna relación a esa frase, no se que habrá dicho después la de Asencio -así la llamábamos- porque ya no escuché nada más, creo que desde ese momento mi mente empezó a trabajar para resolver esa sentencia. Mientras que Mirta, mi compañera de banco, que era la más dicharachera del curso, la más graciosa, la ídola de la clase, empezaba a hacer chistes al respecto yo elegía el camino de tratar de entender lo inentendible. Allí empezó mi gran desgracia, a saber, quedarme enroscada en esas cosas que no tienen resolución y que van más allá de la comprensión que tiene la mente o por lo menos mi mente, como pretender captar con este cerebro de mosquito que tengo el concepto de infinito, la nada y el no ser. Lástima que no hubo algún gnomo sabio que me advirtiera: ¨no equivoques el camino, desvíate, goza de la vida¨, ni un padre que viera mi errónea deriva y me guiara por otro sendero más fructífero, tal vez porque también él mismo estaba ya atrapado en vanos imposibles queriendo capturar los misterios de la vida y el pensamiento.

Yo entiendo que los que pasen a visitarme y lleguen a leer hasta este punto quieran salir corriendo, bueno, está dentro de lo esperado, igual no me voy a enterar, mientras tanto yo necesito decir esto que me sale y dado que, como dicen, siempre hay un roto para un descosido tal vez a alguien esto que digo le resulte familiar y si me lo hace saber qué bien me haría. Con el único que yo podía explayarme con toda libertad era con mi analista que ya no está, quien gracias a esa cara de nada que ponía me permitía suponer que le interesaba lo que yo le decía. Nunca supe si fue al revés y mejor así porque suele ser preferible no saber de ciertas cosas.