«Nunca nadie ha escrito o pintado, esculpido, modelado, construido, inventado
sino para salir realmente del infierno». (
Vincent Van Gogh)

sábado, 17 de marzo de 2012

Camino a la Ensidesa


Iban semidormidos, la mayoría hombres, sólo dos o tres mujeres mezcladas en esa treintena de varones. Pero ese lunes, había ocurrido algo que sacudía esa dormidera de las 6 de la mañana que, el monótono movimiento del autobús hacia la fábrica, provocaba.

Era esa jovencita de 18 años, de tacos y pelo muy oscuro, que enmarcaba su rostro fino y de piel blanca. Las miradas no se apartaban de ese cuerpo, envuelto en un trajecito de lana marrón clarito, con un bordado en la pechera escotada. Nada exhuberante había en esa figura, pero las tórridas miradas se encargaban de quitar o poner lo que les era necesario.

En ese primer día, alguien, tuvo el privilegio, por la cercanía que le tocó en suerte, de cederle el asiento, cortesía que ella aceptó con una leve sonrisa. La joven, niña aún, se acomodó, giró sus ojos hacia la ventanilla y fijó su mirada, como perdida, en el horizonte; sin advertir que cada gesto suyo era seguido por aquellas intrigadas y deseantes miradas. Absorta, vuelta sobre sí misma como estaba, se sobresaltó al percibir que el autobús se detenía y alguien anunciaba que había que descender. Habían llegado a la fábrica. Caminó junto al grupo, todos iban hacia el mismo lugar.

Al día siguiente, pueblo chico infierno grande, la mayoría sabía, sin que ella hubiera abierto la boca, que era ¨americana¨ que había venido a Villalegre con su familia y que había necesitado buscar trabajo. Nadie se acercaba a preguntarle nada, pero todos trataban de imaginar su vida y sus por qués. Sin advertir el alboroto que causaba, cada mañana llegaba a la parada, con su trajecito marrón y sus tacos; ascendía silenciosamente al autobús, se sentaba en el asiento que tácitamente le reservaban, se arreglaba la falda y volvía a perder la mirada en la lejanía.

Algunos días después alguien se animó a preguntarle si le permitía ir junto a ella unos metros, hasta el portal de entrada de las oficinas y ella accedió. Día a día se repetía este acompañamiento hasta que, de a poco, comenzó a darse un cierto diálogo, que permitió al ansioso joven responderse a sí mismo, algunas preguntas. Supo que ella era de la Argentina, que había tenido que ir a ese lugar del norte de España, forzada por cuestiones familiares y que, detrás del horizonte, más allá del mar, ese inmenso mar que había tardado 15 días en surcar, habían quedado sus amigos llorando, su casa que ya no era suya, su tero y su conejo y las dalias que su mamá tanto quería. Que sólo había preservado ese anillo de oro, que su compañero del baile de egesados le había regalado, pero que había tenido que desprenderse de sus dibujos y de sus libros de piano.

- ¿Qué miras a lo lejos? - se animó a preguntar el joven.

- No puedo quitar de mi retina un recuerdo: el llanto de mis amigos y amigas al despedirme en la estación, el rostro de mi amiga, de cuerpo pequeñito, que su novio elevaba para que alcanzara a darme un beso por la ventanilla, cuando el tren comenzaba a moverse, y cómo, esa imagen, fue quedando atrás hasta ser nada más que un punto.

4 comentarios:

  1. La verdad es que detrás de una persona circunspecta o conspicua puede haber un gran drama, de muerte, de melancolía, de dolor.
    En el cuento describes a la niña o a la chica de una forma bella, y tiene el drama de haber dejado toda su vida, toda su historia detrás de sí, un poco como cuando yo me desprendí de mis cuentos y artículos, es una muerte andante, augurios de tristeza y nostalgia.

    Un abrazo

    Vicent

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  2. Es la historia de quienes hemos dejado algo de nosotros detrás nuestro, con el tiempo siempre ocurre, al menos una vez. La intensidad es proporcional a la emocionalidad de cada cual. Bs.

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  3. A Vicent le ha pasado, no se si a todos les pasará, pero cuando ocurre la vida pega un giro. Cambiamos de vía sin saber qué hubieramos sido si ¨eso¨ no hubiera ocurrido.

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  4. La historia hace que mire hacia atrás y sienta que sin embargo hay lazos que no se rompen ! Abrazo gigante !

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