Aún, entrada en años, como la niña, seguía preguntándose, con ese espíritu endemoniado que no le daba paz: ¿por qué no encontraba entre sus congéneres inquietudes parecidas?.
No había sido pasajera su tendencia a envolverse en una atmósfera melancólica, a solazarse en la pura contemplación, a buscar entre las letras, profundas y sabias palabras. ¿Qué buscaba desde siempre la niña adolescente que, en lugar de empolvar sus jóvenes encantos para ser amada, envolvía con preguntas todo aquello que miraba?.
¿Qué le faltó a la niña, que no pudo alivianar su existencia?. Ser semejante al semejante. No le faltaron cosas, pero algo le había faltado, algo que la lanzara al ruedo común de los mortales. Se repetía las palabras de Fausto*
Sigue, sigueCada mañana, en su morada, se encontraba con la misma incógnita.
a ver si aciertas
con la alegre clave
de este rompecabezas que persigues.
(*) de Goethe