En el momento de opinar nunca pienso en lo que opiné antes. Mi meta no es ser coherente con mis afirmaciones previas sobre un tema dado, sino ser coherente con la verdad como se me presenta en un determinado momento. El resultado es que he avanzado de verdad en verdad, que he preservado a la memoria de someterla a un esfuerzo indebido y, lo que es más, siempre que me vi obligado a comparar una opinión mía con otra de hasta cincuenta años antes, no descubrí ninguna incoherencia entre las dos. Sin embargo, los amigos que observen alguna contradicción harán bien en tomar el sentido que se desprenda de mi última opinión, a menos, por supuesto, que prefieran la antigua. Pero antes de elegir es conveniente que traten de ver si no hay una coherencia subyacente y perdurable entre las incoherencias aparentes.
Mahatma Gandhi
Es lógico no hacer memoria con lo opinado antes, si uno está conectado con el momento presente la coherencia es una consecuencia. Si uno siempre contesta desde ese lugar que podemos llamar conectado habría una coherencia más allá que uno no la haga conciente.
ResponderEliminarAcá está apareciendo una ética: la ética de la conexión con este momento presente.