Estableciendo un contexto de mutuo respeto, y tolerancia, dialogan Don Juan, el maestro de Carlos, y éste su discipulo, acerca de la muerte y la responsabilidad respecto de las decisiones.
Tomado de "viaje a Ixtlan", de Carlos Castaneda, fdo de cultura económica, Mexico 1975.-
(...)-La muerte es nuestra eterna compañera-dijo don Juan con un aire sumamente serio-.Siempre está a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo.Te vigilaba cuando tú vigilabas al halcón blanco; te susurro, en la oreja y sentiste su frio, como lo sentiste hoy. Siempre te ha estado vigilando. Siempre lo estará hasta el día en que te toque. Extendió el brazo y me tocó levemente en el hombro y al mismo tiempo produjo con la lengua un sonido profundo, chasqueante. El efecto fue devastador; casi volví el estomago.- Tu eras el muchacho que acechaba su caza y esperabas pacientemente, como la muerte espera, sabes muy bien que la muerte está a nuestra izquierda, igual que tú estabas a la izquierda del halcón blanco.Sus palabras tuvieron la extraña facultad de provocarme un terror injustificado, la única defensa era mi compulsión de poner por escrito todo cuanto él decía.-¿Cómo puede uno darse tanta importancia sabiendo que la muerte nos está acechando-preguntó.Sentí que mi respuesta no era en realidad necesaria. De cualquier modo, no habria podido decir nada. Un nuevo estado de ánimo se había posesionado de mí.-Cuando estés impaciente-prosiguió-, lo que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Una immensa cantidad de mezquindad se pierde con sólo que tu muerte te haga un gesto, o alcances a echarle un vistazo, o nada mas con que tengas la sensación de que tu compañera está alli vigilándote.
-(...) Le dije que no era necesario llevar más lejos el asunto, porque me hallaba aterrado. El soltó una de sus rugientes carcajadas.Respondió que el asunto de nuestra muerte nunca se llevaba lo bastante lejos. Y yo argumenté que para mí no tendría sentido seguir pensando en mi muerte, ya que eso sólo produciría desazón y miedo.-!Eso es pura idiotez! -exclamó- La muerte es la única consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre lo haces, que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado, vuélvete hacia tu muerte y pregúntale si es cierto, Tu muerte te dirá que te equivocas; que nada importa en realidad más que su toque. Tu muerte te dirá "todavía no te he tocado"
La muerte nos iguala.
ResponderEliminarLa muerte, quizás, la única certeza.
Saludos,
Gabriel
Si, gabriel gracias por el comentario, comparto con vos. Y pienso si es nuestra única certeza...todo lo demás es pura creación e incertidumbre..., si a esto le agregamos responsabilidad por los efectos de aquello que generemos, se hace una rica torta.Saludos
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