«Nunca nadie ha escrito o pintado, esculpido, modelado, construido, inventado
sino para salir realmente del infierno». (Vincent Van Gogh)
sábado, 16 de enero de 2010
Cuarta dimensión
Fuente: psicoteatro (YouTube)
Seguramente es irracional ponerme a pensar esto pero me sale pensarlo aunque no sé por qué.
Imagino la cuarta dimensión como un mundo de seres, que aparecen sin saber nosotros ni por dónde vinieron ni por dónde se van, un mundo de relaciones entre esos seres, incierto, no racional.
Pienso que la cuarta dimensión es un mundo en el que siempre hemos estado, sólo que el mandato racional nunca admitió dimensiones que no entraran en sus categorías aislándolas y dándoles el estatus de creencias subjetivas o invenciones delirantes.
La operatoria racional de nuestra mente ha organizado el mundo en elementos certeros y demostrables, eliminando cualquier tipo de micro o macro acontecimientos no explicables por la razón, calificándolos como producto de la imaginación.
Tal vez la cuarta dimensión no sea algo que tenemos que descubrir, sino que es algo que ahora empezamos a ver, algo que está ahí y siempre estuvo, y que en estos últimos tiempos al darle posibilidad intentamos además conceptualizar... la mente no descansa y empieza a ver algo que quiere entender, está preparada para empezar a ver. Así como en el Renacimiento se empieza a ver la profundidad, a formalizar la perspectiva, es decir la tercera dimensión, ahora avanzamos hacia la cuarta.
La imagino como algo parecido a los sueños en los cuales las imágenes que se presentan a la conciencia parecen no tener sentido al despertar excepto que hayan quedado previamente enlazadas por algún sentido posible a través del mismo trabajo del sueño.
Cuando Freud estudió los sueños los describió como figuraciones, imágenes del inconciente a las que el pre-conciente, minutos antes del despertar, aplicaba un proceso llamado elaboración secundaria, proceso que intentaría dar un sentido, conectar las figuraciones en forma lingüística, hacer relato de ellas, otorgar lógica a los elementos inconexos que aparecieron y desaparecieron de la conciencia para, al despertar, poder contar algo de ese sueño. Pero ese relato no es el sueño, es sólo una elaboración necesaria, adecuada al entendimiento conciente y lógico, para retener algún rastro de un fenómeno de dimensión distinta y desconocida. La verdad está en los elementos inconexos.
Imagino a la cuarta dimensión como algo así, como un mundo oniroide, impredecible y en constante movimiento, sorprendente y también veraz. E imagino al ser del futuro pudiendo sostener el vivir en una posición de no-saber en su relación con el otro, estando y no estando, en una dirección y en la otra, construyendo y deconstruyendo...
.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y en esa cuarta dimensión ¿podrían existir esos mundos paralelos de los que hablan Hawkings y otros, y en los que viven los otros yos pero sin memoria unos de otros?.
ResponderEliminarComplejo el asunto. E interesante. Seguiremos encontacto. Un besazo y feliz semana.
Quizás sea el mundo que Castaneda ubicaba dentro de las realidades no ordinarias, o mundo de los brujos.
ResponderEliminarMuy interesante, siempre.
Saludos,
Gabriel